TRASTORNOS DE LA ESCRITURA
Es posible que hayamos notado que a alguno de nuestros hijos le cuesta escribir. Es inteligente, entiende lo que le dictan en clase, pero cuando llega el momento de copiar o de redactar una historia, da vueltas, se molesta y cuando lo logra, nada tiene que ver con las ideas geniales que se le ocurrían en forma oral. En otros casos, no se le entiende la letra.
Los problemas de escritura también forman parte de las dificultades específicas del aprendizaje. Es importante diferenciar si se trata de una disgrafía o de una disortografía.

La disgrafía es un problema en la motricidad fina que va a afectar el rasgo, la prolijidad de la letra. Son alteraciones en la legibilidad de la letra, en la velocidad con la que se escribe y en la laboriosidad con la que se hace. Letras de diferentes tamaños, mezcla de mayúsculas con minúsculas o imprenta con cursiva en la misma palabra, tardan demasiado, no terminan de copiar, etc.
La disortografía en cambio, es una alteración en la forma escrita de las palabras en cuanto a los grafemas o letras. Se observan sustituciones, inversiones y omisiones de letras, no tienen en cuenta las reglas ortográficas, unen o separan incorrectamente las palabras, etc.
La tarea de escribir es mucho más complicada para los niños que la de hablar, porque requiere de muchas funciones cognitivas. Para ayudarlos es importante estar atentos a indicios tales como lentitud y fatiga, pero es fundamental que se contemplen a nivel escolar y se eviten copias excesivas del pizarrón, se les otorgue más tiempo en evaluaciones escritas, etc
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