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Pandemia. Miedo o responsabilidad

Vamos en Argentina los tres meses de cuarentena. Se empezaron a flexibilizar algunas cosas y de alguna manera la pelota viene ahora redondita a nuestros pies. Ya no podemos sólo esperar a que Messi la clave al ángulo mientras jugamos a defender. La decisión, paulatinamente, comienza a ser toda nuestra. Y ahí entra una enorme pregunta: ¿estábamos siendo responsables o sólo teníamos miedo?

Empiezan a salir los chicos, la gente se vuelve a mudar… El virus lentamente comienza a fundirse en el inabarcable crisol de variables de nuestra existencia y pareciera que vislumbramos que el ciclo de la vida no se detuvo, ni lo hará. Sin embargo, resuena el concepto de “nueva realidad”.

Todos, por separado, tenemos cierta experiencia y algunos recursos, ya que hemos estado afrontando continuamente, a cada paso, una nueva realidad desde el día en que fuimos engendrados. No obstante, la situación que hoy se presenta posee tintes claramente distintivos, ya que situó a toda la humanidad, casi en simultáneo, no en la misma bolsa, pero sí en unas bastante parecidas. Prácticamente al unísono observamos nuestro interior, percibimos nuestros temores, nuestras limitaciones, nuestras frustraciones y nuestra interdependencia con los otros.

Quizá esa interdependencia resulta ser lo que más se alteró.

Embarazos, un nuevo ciclo escolar, una ruptura amorosa, la pérdida de la fuente de ingreso, una enfermedad o la misma muerte. Todo eso siguió pasando, pero lo que antes parecía ser excepción se nos evidenció ahora como la norma: la posibilidad de compartir la vida se trastornó, y la dificultad de los supuestamente pocos, pasó a ser la de casi todos. ¿Y ahora? ¿Sólo era miedo?



Fuente imagen: <a href='https://www.freepik.es/fotos/ciudad'>Foto de Ciudad creado por rawpixel.com - www.freepik.es</a>


Siempre hubo personas que transitaron solas o sin mucha compañía momentos clave de la historia entre el nacer y el morir. Hoy, sin embargo, al habernos mirado mutuamente, se nos hace más presente, se nos volvió más común, nos toca más de cerca. Pareciera que nos encontramos hermanados y, con o sin barbijo, la conciencia de especie respira con ganas. ¿O sólo es el miedo?

Nos vimos reflejados en el otro y algo de la responsabilidad, en tanto respuesta imprescindible, se actualizó. Al menos millones en el mundo estamos transitando algo de eso, tratando de estar lo más cerquita posible de aquellos otros para que no se sientan solos. Incluso, podremos ayudar también a quienes aún no se dieron cuenta. ¿O sólo será el miedo?

Si acaso lo que nos mueve fuera sólo el miedo, tengamos por seguro que (tal como sucedía antes de la pandemia), nada ni nadie puede garantizarnos nuestra presencia en el horizonte del mañana. Lo que sí tenemos es la certeza de que habrá un mañana y, en ese mañana, repercutirá lo que seamos hoy.

De uno u otro modo, siempre hubo peligros y, sin embargo, la vida siguió su curso.

Si el foco queda en seguir mirando lo desconocido (y al desconocido) tan solo como factor de riesgo, la salida de los chicos, el deporte o las mudanzas podrían resultar incluso más traumáticas que estar indefinidamente en cuarentena. Sí, en cambio, creemos y apostamos por el encuentro y asumimos la responsabilidad de tender puentes con el debido respeto (y en él los cuidados) al otro, habremos aprendido que quizá, como cantaba Sergio, hay que vivir, aunque no entendamos que de la noche nace una luz y que al nacer un fruto se pierde una flor.

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