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“Vos, lo que tenés que hacer, es soltar”

¡Soltar! ¡Qué palabra horrorosa que se puso de moda! Tenés que soltar, como si fuera tan fácil.

Estamos cansados de escuchar: “tenés que soltar”, y también la queja sobre esta propuesta.

¿Será porque nadie te cuenta qué significa soltar? En los talleres de introducción a mindfulness que hacemos en nuestra institución, nos gusta hacer un acting para explicar de qué va esto de soltar. Tomamos en la mano un objeto, y cerramos el puño para sujetarlo. Lo tenemos bien sujeto y alguien te dice soltá, entonces arrojamos el objeto al piso. Claramente es un


a opción. Luego volvemos hacer el acting y cuando nos dicen soltá entonces lo único que hacemos es abrir el puño, dejando el objeto sobre la palma de la mano. Y esto también es una opción.

De eso se trata soltar: estar abiertos. No es desentendernos de lo que sucede (arrojándolo o dejándolo de lado), es dejarlo allí pero sin quedar aferrados, cerrados en aquello que tal vez nos preocupa, nos angustia, nos hace sufrir. Soltar es hacer espacio, abrir la mente, salir del encierro de los pensamientos o de los vaivenes de las emociones. Es quedar abiertos para que aparezcan otras ideas, otros recursos, otras opciones. Es permitir que, junto a la preocupación, aparezca la relajación (puño abierto) y espacio suficiente para nuevas miradas, sentimientos, pensamientos. Hay una frase que dice: "Las mentes son como los paracaídas: funcionan mejor cuando están abiertas".

Las prácticas de MINDFULNESS, nos ayudan a trabajar aquellas disposiciones necesarias para soltar, hacer espacio y abrir la mente. Nos entrenan para salir de las respuestas automáticas de quedar cerrados frente a lo que no nos gusta y vivimos como amenaza, y ampliar nuestra percepción, poniendo nuestra atención en lo que sucede mientras sucede y no en el encierro de nuestra mente.

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