Mindfulness, una práctica que nos ayuda ampliar nuestra percepción
Estamos muy acostumbrados a mirar la realidad de una manera excluyente. Las cosas son buenas o malas, lindas o feas, somos víctimas o victimarios. Y en realidad las cosas, o las situaciones, son lo que son; lo que les da variación y movimientos es la manera en que las percibimos. Cada uno de nosotros tiene una percepción única y personal de la realidad. No hay dos personas que de una misma realidad perciban lo mismo, siempre alguna observará algo distinto que la otra, o tendrá emociones y sentimientos distintos o con intensidades diversas. Esto ocurre porque la percepción es algo que se construye a lo largo de la vida a partir de características biológicas, culturales, educativas, cognitivas, experiencia vividas, modelos identificatorios, etc.
Es decir que hay tantas realidades como percepciones. Este tema nos complica mucho la vida, porque todos salimos a la realidad con información proveniente de nuestro mundo interno (creencias, ideas, pensamientos, prejuicios, conceptos, saberes), con una energía emocional que seguramente pondremos en juego (miedos, inseguridades, ansiedades, angustia) y un modo determinado de resonar con esa realidad (rechazo, empatía, aceptación). Todo esto hace que cada uno tenga vivencias distintas de la realidad. Por lo tanto, podríamos decir que vamos generando realidades paralelas a la realidad misma. Esa construcción que es nuestra percepción es lo que, en definitiva, se convertirán en la realidad.
Por ejemplo: si mi información (creencia, idea, pensamiento) es que todas personas con características competitivas quieren sacarme del medio, probablemente la energía emocional que ponga en juego sea la ansiedad, la inseguridad, la queja, la victimización, y seguramente resuene de un modo defensivo, reactivo (o paralizante) o huya. Veo en esa realidad una situación de peligro. Si uno pudiera reconocer (ser consciente) esa información, energía y modo de resonar, probablemente podríamos acercarnos a la realidad más despojados de nosotros mismos y ver con mayor claridad lo que allí sucede.
Mindfulness es una práctica que nos enseña a crear las condiciones para que podamos ampliar nuestra percepción, nos ayuda a observar nuestra mente (con todos sus diálogos), nuestras emociones y sensaciones corporales para ser cada vez más conscientes de lo que se nos dispara automáticamente cuando estamos en la experiencia. Esto nos va abrir nuevas posibilidades, nuevas experiencias o nuevas formas de experimentar viejas situaciones o realidades.
